La subespecie Baringo se encuentra en peligro de extinción, por lo que su reproducción es primordial.
La pasada semana nació una cría de jirafa, un ejemplar genéticamente puro de la subespecie Baringo (Giraffa camelopardalis rothschildi). Con esta esperanzadora noticia BIOPARC Valencia empieza este nuevo año.
La madre, Zora, ya ha parido en otras ocasiones y está criando con total naturalidad a esta nueva jirafa. El padre, Julius, es el único ejemplar macho adulto que habita en BIOPARC Valencia y es el progenitor del resto de crías nacidas en el parque.
Esta subespecie está “en peligro” de extinción según la UICN, debido a la destrucción de su hábitat y a la caza furtiva. Su distribución geográfica comprende la región central de Kenia, norte de Uganda y sur de Sudán y según los últimos datos hay menos de 1.500 individuos en su medio natural. BIOPARC participa en el EEP (programa de reproducción en cautividad de especies amenazadas) y esta nueva cría está inmersa en esta importante iniciativa de preservación de la biodiversidad.
La pequeña jirafa se encuentra bien y la madre la está alimentando con total normalidad en su recinto interior.
La pequeña jirafa se encuentra el prefecto estado y la madre la mima y le aporta todos los cuidados. La “tía” Che, les acompaña en todo momento proporcionándoles compañía y tranquilidad mientras se mantienen en sus recintos interiores, donde también disponen de un patio para disfrutar del beneficioso sol y las agradables temperaturas de estos días.
En cada parto habitualmente nace una sola cría y suelen durar unos 45 minutos después de romper aguas. El periodo de gestación de las jirafas es de 15 meses y medio y el de lactancia puede alargarse un año, aunque a las pocas semanas comienzan a mostrar interés por el alimento sólido. En esta ocasión, el parto se produjo durante la noche y el equipo de cuidadores de BIOPARC, que ya se encontraba alerta por el avanzado estado de embarazo que presentaba la hembra, descubrió esta “buena nueva”.
Este rumiante africano es el animal más alto conocido, llegando a alcanzar los 6 metros de altura. El largo cuello de las jirafas y las patas delanteras más prolongadas que las traseras les permite alcanzar las hojas superiores de los árboles, evitando la competencia alimenticia con otros herbívoros. El hecho de tener un cuello tan prominente es beneficioso también para tener una visión general de la sabana, evitando posibles peligros.
El pelaje de las jirafas es de color amarillo con grandes manchas irregulares de color pardo claro u oscuro. Las manchas del cuello y patas son más pequeñas. Esta coloración les sirve para camuflarse en la sabana, simulando su ambiente y evitando depredadores. No duermen más de 5 minutos seguidos y son vulnerables a leones y hienas cuando bajan el cuello para beber agua.