Equidae
Perissodactyla
Mammalia
1 año.
Una única cría.
EEP
Son herbívoros pastadores, consumiendo pastos de baja calidad con una elevada cantidad de material fibroso no digerible, por lo que requieren una gran cantidad de alimento diario. Solo ramonean cuando no hay disponible su alimento, por ejemplo, alimentándose de las hojas de pequeños arbustos durante los meses de invierno.
Se estima que tienen una esperanza de vida de unos 25 años en estado salvaje, pudiendo alcanzar los 29 años en cautividad.
Las diferentes especies y subespecies de cebra comparten un patrón de diseño: las franjas blancas sobre fondo negro.
Se piensa que el laberinto de rayas que constituye el rebaño confunde al depredador a cierta distancia, complicándole la tarea de elegir presa, y las camufla en las “ondulaciones” que produce el aire a altas temperaturas. También las protegen de insectos chupadores de sangre que podrían transmitirles enfermedades y, al tratarse de patrones únicos, pueden utilizarlos para reconocerse unas a otras dentro del rebaño (aunque a corta distancia se reconocerán a través del olfato). Por último, existe una última hipótesis que señala que bajo cada franja negra existe una capa de grasa que puede calentarse cerca de 20ºC más que las zonas blancas. Esta diferencia de temperatura a lo largo de su cuerpo parece generar corrientes de aire, que tendrían una función termorreguladora.
Las cebras de Hartman utilizan las montañas como refugio, generalmente descansan a grandes altitudes y descienden para alimentarse por la noche. Es una especie social que puede formar grupos reproductores y grupos de machos solteros. Las manadas de cría o harenes están formadas por un macho reproductor, de 1 a 5 hembras y sus crías, que pueden permanecer juntos durante años.
Pueden reproducirse durante todo el año. Las crías nacen bien desarrolladas y durante las primeras semanas permanecen cerca de la madre y los machos no participan en su cuidado. Sin embargo, si se encuentran con alguna amenaza, el macho alerta al resto de la manada con una llamada aguda o resoplido y ocupa una posición defensiva en la parte trasera del grupo, mientras que una hembra (generalmente la madre del potro más pequeño) aleja a la manada del peligro.
El agua superficial es irregular en su hábitat, por lo que deben vagar entre las montañas y las planicies de arena para encontrar parches de hierba de los que alimentarse.
Disponen de unas pezuñas excepcionalmente duras y puntiagudas en comparación con otros équidos, convirtiéndolas en unas grandes escaladoras. Aunque su característica más distintiva es la papada o pliegue de piel que cuelga en su cuello.