Macroscelididae
Macroscelidea
Mammalia
56 días
1-2 crías, rara vez 3
Se trata especie omnívora. Aunque se alimenta principalmente de insectos, que constituyen el 48-88% de su dieta, también consumen partes de las plantas como: raíces, tubérculos y brotes, así como pequeñas cantidades de semillas y frutos.
Tienen una esperanza de vida de 1 a 2 años en estado salvaje, pudiendo alcanzar los 3-4 años en cautividad
Son animales de hábitos principalmente crepusculares, que se refugian en parches de vegetación, en madrigueras poco profundas excavadas por ellos mismos o en madrigueras abandonadas construidas por otras especies pequeñas, generalmente roedores.
Es una especie monógama y no migratoria, por lo que la pareja pasa la mayor parte de su vida en una misma área de campeo. Sin embargo, cada miembro de la pareja pasa la mayor parte de su tiempo independientemente, por lo que se considera solitaria.
Pueden reproducirse a lo largo de todo el año, aunque la mayoría de los nacimientos se producen en verano. A pesar de que las hembras pueden producir 21 o más óvulos por ovario en cada ciclo, debido a que las zonas en las que se podrían implantar los embriones en el útero están muy limitadas, el tamaño de las camadas está restringido a 1 o 2 crías, que serán muy precoces al nacer: con pelo, los ojos abiertos y pudiendo correr pocas horas después de su nacimiento. No hay inversión parental directa, por lo que el cuidado de la camada recae en la hembra. Ésta no construye ningún nido para las crías, sino que simplemente busca un área protegida. Tampoco las vigila, ya que se aleja de la camada la mayor parte del tiempo, regresando una vez al día para alimentarlas.
El carácter más llamativo de su anatomía es su hocico muy móvil y alargado, que utilizan como una sonda en la búsqueda de presas invertebradas y que mueven en busca de olores en el entorno. Las presas son capturadas y rápidamente introducidas en la boca utilizando su larga lengua.
El nombre común “musaraña elefante” se debe, en parte, al parecido superficial de su hocico con la trompa de un elefante, aunque es completamente diferente en términos de prehensibilidad o fuerza relativa. De la misma forma que puede resultar un tanto engañoso, puesto que tampoco mantienen una relación evolutiva estrecha con las verdaderas musarañas (pertenecientes a la familia Soricidae), sino que se trata de parientes evolutivamente muy lejanos. Por esa razón, en la literatura científica más reciente también podrías encontrarlas con el nombre de “sengis”.